La crisis de la escasez de agua no es algo que se vaya a producir en un futuro lejano, pues ya la estamos padeciendo: cada minuto que pasa mueren tres niños por enfermedades causadas por falta de agua potable. Debemos conservar el agua por el bien de futuras generaciones. Lo cierto es que resulta fácil ahorrar agua y tenemos muchas posibilidades a nuestro alrededor.

 

¿Por qué es importante? El agua dulce no es tan ilimitada como parece. De hecho, no hay agua nueva en el planeta. La misma agua que había disponible en tiempos de los dinosaurios es la que disponemos ahora. Los ciclos climáticos de los que dependemos para llenar nuestros acuíferos son cada vez más inestables.

En el mundo en vías de desarrollo mueren dos millones de personas cada año por enfermedades causadas por la falta de agua potable. Se estima que en 2025, en tan solo 12 años, 5,3 mil millones de personas, o dos tercios de la población mundial, sufrir escasez de agua.

Muchos de nosotros vemos la crisis del agua como algo que sucede en algún lugar remoto. Sin embargo, no vemos que el agua que utilizamos no desaparece de pronto, sino que se contamina. El agua dulce que utilizamos para producir la comida y materiales que consumimos a diario tienen gran impacto, por ejemplo: para que una hamburguesa llegue a nuestro plato se consumen 2.393 litros de agua o un par de zapatos 8.547 litros de agua. La mayoría de nosotros nunca valora la cantidad de agua que se necesita para sostener nuestro estilo de vida. Sin embargo, los costos ocultos de agua están a nuestro alrededor.

 

¿Qué puedes hacer? Nuestros hábitos colectivos tienen una gran influencia en el consumo de agua a nivel mundial y pequeños cambios pueden marcar una gran diferencia, cada uno de nosotros está contribuyendo a la crisis mundial del agua, y por tanto tenemos que formar parte de la solución. A nuestro alrededor tenemos muchas oportunidades para conservar el agua y reducir la huella humana sobre ella. Por ejemplo, cerrar el grifo mientras nos cepillamos los dientes puede servir para cambiar el modo de consumo y el gasto inútil de agua. Cuando hacemos pequeños ajustes en nuestro estilo de vida, podemos inspirar a que otros sigan el mismo camino, creando un efecto dominó que puede propagarse a través de nuestra comunidad y del mundo entero.

Los científicos del clima están mayoritariamente de acuerdo en que el calentamiento global se produce por la quema de combustibles fósiles basados en el carbono. Aseguran que para evitar una catástrofe global tenemos que reducir la cantidad de combustibles que quemamos, y que las posibilidades de evitar la catástrofe son cada vez menores. El calentamiento global es el mayor problema al que, nunca antes, se había enfrentado nuestro mundo. La buena noticia es que todos podemos encontrar maneras de reducir la huella de carbono y formar parte de la solución.

 

¿Por qué es importante? Como sociedad utilizamos 20 veces más energía que hace cien años, y la mayor parte no es renovable. Un 85% de esta energía procede de combustibles fósiles como el petróleo, el gas y el carbón. Dado que las reservas de combustible fósil van disminuyendo, cada vez será más difácil extraerlas lo que supondrá un mayor costo de energía y más daño medioambiental. Estos nuevos métodos de extracción pueden causar un daño significativo al medio ambiente, contaminando los océanos, las aguas superficiales y subterráneas, produciendo un daño en el ecosistema que la humanidad necesita para sobrevivir. La quema de estos combustibles ya está causando el calentamiento global. El uso de más energía para extraer estos recursos aumenta las emisiones de gases nocivos de efecto invernadero.

 

¿Qué puedes hacer? La cantidad total de gases de efecto invernadero producidos para permitir todo lo que consumimos en nuestra vida diaria se llama la huella de carbono. Cuando se trata de reducir la huella de carbono, resulta fundamental la conservación de la energía. Y no sóo porque el consumo de energía sea el que está generando nuestra huella sobre el carbono, sino porque nuestra sociedad depende en su mayor parte de la energía que se extrae de los recursos fósiles, la cual se obtiene cada vez con sistemas menos respetuosos para el medio ambiente.

Los científicos estiman que hay alrededor de 200 millones de toneladas de exceso de CO2 en la atmásfera. Plantar un árbol elimina una tonelada de CO2 cada año. Los voluntarios de Embracing the World ya han plantado más de un millón de árboles en todo el mundo, vamos a hacer que sean dos millones. Plantar un árbol no es sóo bueno para la naturaleza y para la lucha contra el calentamiento global, también es beneficioso para nosotros mismos. Plantar un árbol enriquece nuestras vidas y nos ayuda a sentirnos profundamente conectados con el mundo natural.

 

¿Por qué es importante? Todos sabemos que los árboles absorben dióxido de carbono de la atmásfera. Sin embargo, nuestros bosques están desapareciendo rápidamente. Cada año, 13 millones de hectáreas de bosque desaparecen, lo que equivale a la superficie total de Grecia, Nicaragua o el Estado de Misisipi. Con las tasas actuales de deforestación, los bosques tropicales pueden desaparecer de la faz de la tierra en tan solo 100 años.

Cuando los bosques desaparecen, muchos animales no encuentran un lugar para vivir. La deforestación es una de las causas que están produciendo la aceleración tan drástica en la desaparición de la especies. La deforestación, además de poner en peligro nuestro hábitat, está contribuyendo en todo el mundo a que se incrementen los gases de efecto invernadero y aumente el calentamiento global, mucho más que todas las formas de transporte juntas.

¿Qué puedes hacer? Amma ha pedido que cada habitante de este planeta plante al menos cinco árboles o plantas al año. Puede parecer una tarea de enormes proporciones, pero hemos trabajado duro para que te resulte fácil.

A veces, en una crisis, no hay más remedio que remangarse y ensuciarse las manos. Cuando se trata de la deforestación, no hay otra manera de evitarlo, si necesitamos más árboles, vamos a tener que plantarlos.

No necesitamos un gran espacio para cultivar nuestras propias verduras y hortalizas orgúnicas, ya que cualquier persona que disponga de una pequeña terraza o balcón puede tener un huerto orgánico. Cuando creamos nuestro pequeño huerto casero, logramos efectos positivos en nuestra salud y una mayor confianza en nosotros mismos, además de presenciar directamente el milagro de la vida. Observar cómo crecen nuestras verduras y hortalizas orgúnicas es una de las cosas más gratificantes que podemos hacer.

 

¿Por qué es importante? A nivel mundial, los alimentos que consumimos son cada vez menos saludables. La tierra agrícola ha perdido una media de un 73% de sus minerales y oligoelementos a través de la erosión del suelo y el agotamiento, en los últimos cien años, lo que supone menos nutrientes en nuestros alimentos. Además de eso, los residuos de pesticidas se encuentran en la mayor parte de las frutas y verduras que compramos con el consiguiente riesgo potencial de cáncer o de interferir en los sistemas hormonales y nerviosos. Nuestros alimentos también son perjudiciales para el planeta, ya que muchos de ellos tienen que ser transportados a cientos o miles de kilómetros antes de llegar a nuestra mesa. El uso de maquinaria agrícola, producción de agroquímicos, el empaquetado y el transporte, todos ellos precisan un alto consumo de energía, contribuyendo significativamente a la emisión de gases de efecto invernadero y al calentamiento global.

 

¿Qué puedes hacer? Amma recomienda que todos traten de desarrollar su propio huerto de manera que al menos una vez al mes se alimenten con sus propias verduras y hortalizas. Al crear nuestro propio huerto orgánico nos aseguramos de que los alimentos que consumimos están libres de pesticidas y que sus propiedades saludables y naturales están intactas. Al final cuidamos de la naturaleza, y no solo porque el futuro de la humanidad está en juego, sino porque es lo que conviene hacer. Si perdemos nuestro sentimiento interno de conexión con la naturaleza, empezaremos a explotarla y, por tanto, a destruirla. Cultivar nuestras propias verduras y hortalizas es un medio maravilloso para re-establecer esta rica y olvidada relación. Tu puedes jugar un buen papel en el alimento de la naturaleza y de la humanidad.

Un viajero por término medio emite más de 600 kg de CO2 al año en sus desplazamientos de casa al trabajo y viceversa. Si comparte el viaje con otra persona, podrá reducir sus emisiones de carbono a la mitad. También ahorrará tiempo (si sóo conduce la mitad del tiempo, puede leer o ponerse al día en su trabajo), ahorrará dinero en gasolina y estacionamiento, y ayudará a conservar los cada vez más escasos recursos mundiales de combustibles fósiles.

 

¿Por qué es importante? Aunque son esenciales para nuestra forma de vida, no podemos escapar al hecho de que los coches constituyen un problema. La Asociación Americana del Pulmón informa que 30.000 personas mueren anualmente por las emisiones de los vehículos, y eso sóo en Estados Unidos. En la actualidad hay más de mil millones de automóviles en el planeta, y un 78% de todos los coches suele transportar a una única persona. Obviamente hay margen para conseguir una mejora. El número de vehículos actual genera un amplio abanico de problemas, desde la congestión de tráfico a la contaminación del aire, desde la disminución de los recursos naturales al calentamiento global. El exceso de CO2 en la atmásfera es la principal causa del cambio climático.

 

¿Qué puedes hacer? Cuando realices un viaje compartido, te sorprenderás de la cantidad de beneficios personales que conlleva. Puedes sentirte cómodo al viajar con menos estrés, ya que pasas menos tiempo conduciendo, además de llegar más rápido al hacer uso de carriles exclusivos dedicados al viaje compartido. También sentirás la satisfacción de hacer lo correcto. El "carpooling" o coche compartido es una de las formas más fáciles y efectivas para reducir las emisiones de carbono, la congestión del tráfico y los costos de viaje.

Cada 20 minutos cruzamos una línea que ya no tiene retorno, pues desaparece una nueva especie. La extinción de especies es un proceso normal. Pero la extinción está ocurriendo a un ritmo acelerado: 100 veces más rápido de lo que debería. La última vez que ocurrió algo parecido en la historia de la Tierra se debió a la caída de asteroides que cambiaron radicalmente la faz de la tierra. Esta vez, somos nosotros los asteroides. Sin embargo, la construcción de un refugio seguro para los insectos y las aves en peligro de extinción es más sencillo de lo que parece.

 

¿Por qué es importante? Más de un 35% de la oferta mundial de alimentos (verduras y frutas) depende directamente de las abejas. Y las abejas están desapareciendo rápidamente en todo el mundo, especialmente en los países más desarrollados. En diferentes partes del mundo, los polinizadores se han vuelto tan raros que los agricultores han tenido que recurrir a la polinización manual: tienen que llevar el polen a mano de una flor a otra, lo que es un proceso largo y tedioso.

 

Y las abejas son sóo la punta del iceberg. Fundamentalmente, nuestra sociedad refleja una falta de conciencia sobre el valor de biodiversidad y los ecosistemas naturales. Sin la Naturaleza, podríamos dejar de existir, pero la mayoría de nosotros hemos olvidado este hecho tan transcendental. Si fuéramos conscientes de ello, nuestras acciones como colectivo social no reflejarían esta falta de conciencia.

 

¿Qué puedo hacer? Construir un hogar para aves e insectos en peligro de extinción no tiene por que ser algo complejo. La estructura más básica requiere tan solo de un ladrillo. Para formar la mayoría de las estructuras, basta con unas pocas piezas de madera y unos minutos u horas de dedicación. Cuidando la Naturaleza de este modo, abrirás tus ojos a la magnífica diversidad existente en la Tierra. Es posible que recibas mucho más de lo que estás dando.